
No olvides las reglas que siempre funcionan: la regla de los tercios, la regla de la mirada, o la regla del movimiento.
Procura equilibrar la fotografía a partir de los pesos de los distintos elementos que intervienen.
Trabaja con puntos, sobre los que atraer la atención y con líneas, que te ayudarán a conducir la mirada (horizontales, verticales, diagonales, curvas). Ya sabes que cada una tiene un significado concreto.
Utiliza patrones y formas que den ritmo y contribuyan al dinamismo de tus imágenes.
Logra composiciones sencillas a través de un uso sencillo del color y con suficiente contraste: blanco y negro, o bien con colores complementarios.
Limpia el fondo de tus imágenes para evitar distraer la atención.
No hay recetas mágicas, pero si pones en práctica alguno de los consejos comentados, te garantizo que lograrás fantásticos resultados a nivel compositivo.
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